Uróboros u ouroboros.
Quizás es la primera vez que escucha el nombre pero, seguramente, usted ha visto más de una vez alguna representación de él.
Wikipedia dixit: "Un animal serpentiforme que engulle su propia cola y que conforma, con su cuerpo, una forma circular. El uróboros simboliza el ciclo eterno de las cosas, también el esfuerzo eterno, la lucha eterna o bien el esfuerzo inútil, ya que el ciclo vuelve a comenzar a pesar de las acciones para impedirlo".
Y en eso estamos respecto de la publicidad, la propaganda y la comunicación. Y en eso están también la política, la religión, la ciencia y vaya a saber uno cuántas cosas más de aquello que llamamos cultura.
Si tomamos una piedra con jeroglíficos egipcios para comunicar a otros la grandeza de un faraón o la historia del origen de los Dioses y de ahí saltamos a los avisos en publicaciones en papel de J. W. Thompson -el hombre, no la chapa de bronce de una agencia de la WPP- y después a Don Draper con la tv, la radio, la gráfica y de ahí vamos hasta hace apenas una década; descubrimos que lo esencial se convirtió en una expansión y adhesión permanente: vía pública, periódicos, radio, tv, promociones de venta, activaciones, promotoras, stands, marketing alternativo, de guerrilla, Internet, redes sociales, ATL, BTL, TTL, Digital...
Con el primer "aviso" -haya sido piedra tallada, papiro u otro-, comenzó una expansión. Lo que podríamos llamar un "big bang" que convirtió a esta industria en una suma y superposición de técnicas, formatos, medios y herramientas.
Pero hay un punto cronológico, un momento en el tiempo, donde la expansión se detiene y comienza el camino inverso. El camino hacia el "Big Crunch".
Otra vez Wikipedia: "Si el universo tiene una densidad crítica, la expansión del universo, producida por la Gran Explosión (o Big Bang) irá frenándose poco a poco hasta que finalmente comiencen nuevamente a acercarse todos los elementos que conforman el universo, volviendo a comprimir la materia en una singularidad espacio-temporal.
Y en eso estamos respecto de la publicidad, la propaganda y la comunicación. Y en eso están también la política, la religión, la ciencia y vaya a saber uno cuántas cosas más de aquello que llamamos cultura.
Volviendo a la esencia que, en nuestro caso, consiste en hacer que las compañías, los productos y las marcas pasen a formar parte de la vida de la gente se trataría de hacerlo simple, de hacerlo auténtico, de hacerlo lindo.
Después viene todo lo demás.
Si tenemos suerte, quizás podamos llegar a modernos la cola y empezar una vez más en la historia a hacer esas grandes pequeñas cosas que tan orgullosos nos harían sentir.
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